Sitios arqueológicos.
Para hablar de la arqueología oaxaqueña debemos
situarnos dentro de un concepto de cultura plural plasmada en ciudades,
pueblos, arquitectura, religión, sociedad, lenguas, costumbres y tradiciones.
Como sabemos, en la región se amalgaman casi tres
siglos de civilizaciones que no se presentan como un ente homogéneo, sino como
una diversidad de ejemplos, culturas y expresiones que hacen de este rincón
mexicano un bastión de sorpresas y características que, originadas hace tantas
generaciones, aún sigue evolucionando y representando la parte más auténtica de
nuestra cultura.
Las zonas arqueológicas de Oaxaca se pueden dividir de acuerdo con su situación: por
un lado las que están expuestas y por otro las que permanecen enterradas. Las
primeras han sido objeto de numerosas investigaciones y exploraciones por parte
de los arqueólogos, para finalmente quedar expuestas a la vista del público.
Entre éstas se encuentra Monte Albán,
ciudad prehispánica en la que se desplegó en toda su magnitud la cultura
zapoteca y que fue el centro del poder político y económico de la región.
En cuanto a las zonas que han sido exploradas,
éstas son las más numerosas, tomando en cuenta que se localizan también en
cuevas, costas, islas, montañas, cañadas, etcétera. Hasta la fecha se tienen
identificadas miles de ellas, y es precisamente en estos sitios donde se
encuentran las respuestas a un sinfín de preguntas que se han planteado los
arqueólogos y otros especialistas.
Las manifestaciones culturales de las zonas
arqueológicas de Oaxaca tienen más de una
lectura, ya que guardan valores no siempre visibles.
Visitar las zonas arqueológicas de Oaxaca, por lo tanto, significa ir a las
profundidades filosóficas de la historia del poder, de la guerra, de la vida y
de la muerte, todos ellos valores que rigieron nuestra civilización
prehispánica.
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